Fuerza Primogénita

La fuerza del primogénito, comparada con la fuerza de los otros dos, presenta una voluntad de dominio que se debe al hecho de situarse en primera posición. Este hecho los ha convertido en el primer depósito de las expectativas de los padres y de la relación con los mismos. Estas expectativas generarán una cierta tensión interna en el hijo que, en función de educación, pueden ser capaces de sobrellevar o no, es decir, pueden identificarse con esas expectativas o no. Si son capaces de integrarlas en su personalidad, se convertirán en personas que manifiesten una tendencia a seguir la estela familiar. Si, por el contrario, no se sienten identificados con dichas expectativas, generarán una fuerza de rechazo que los llevará a enfrentarse a la autoridad. Esta fuerza para enfrentarse con la autoridad surge de su voluntad de dominio, no de una voluntad de no ser dominado. Así, se manifestará tratando de ejercer cierto control sobre los elementos de la realidad que puedan permitirle ese control. Aun así, su comportamiento depende de sus propias vivencias y esta fuerza solo refleja una tendencia fruto de la posición en la estructura familiar. No significa que sean representantes de ninguna fuerza, sino que se han identificado con la fuerza del primogénito. Así, hay un hecho característico y es que todos los individuos que manifiestan esta fuerza, tienden a desarrollar una capacidad de intervenir sobre los temas que ellos creen importantes en el núcleo familiar. Son personas que necesitan marcar el camino o por lo menos tener bajo control lo que sucede. Si no son capaces de desarrollar esta ala, pueden sentirse heridos por su propia familia. Esta voluntad de dominio los hace ser personas con mayor dependencia emocional si los comparamos con una persona que manifieste el mismo eneatipo, subtipo e intensidad, pero en una posición segundogénita o tercerogénita. También manifiestan, cuando están bien estructurados, de un liderazgo mucho más empático con todos los miembros.

Descubre quién eres, pero no te aferres a ninguna definición. Muta las veces que sea necesario para vivir en la totalidad de tu ser.

Claudio Naranjo