Consciencia e Inconsciencia

Estabilidad del Eneagrama

En este punto, explicaremos la parte más importante del Eneagrama, la Segunda Separación del Todo como la división que estructura la estabilidad del mismo. ¿Por qué? Porque origina la vía en la que los eneatipos encuentran su equilibrio y su desequilibrio. Todo ser humano debe encontrar los tres soportes que le permitan equilibrar su conciencia. Estos tres apoyos quedan reflejados en esta segunda división mediante la comprensión de la fuerza de la resistencia, de la adaptación y de la transformación. La importancia de esta separación reside en que las tres fuerzas están compuestas por un eneatipo atractivo, un eneatipo neutro y uno repulsivo, los cuales comparten una misma visión de la realidad con la diferencia de que la explotan según el centro al que pertenecen. Esta visión hará que inconscientemente compartan muchas características que los lleve a procesos conscientes e inconscientes similares. Sin ningún género de dudas, la clave del Eneagrama está en los triángulos, sobre todo aquellos cuyos ejes de simetría pasen por el centro. ¿Por qué? Porque esto quiere decir que su equilibrio se dirige hacia el lugar donde se encuentra la conexión entre las Tres Fuerzas, la unión entre la Fuerza Atractiva, la Fuerza Neutra y la Repulsiva. Este punto es el Cero, el lugar donde nace el Todo, donde toda la energía está concentrada en un solo punto. Si analizamos la tríada de la conquista, de la realización y de la idealización, veremos que se forman tres triángulos equiláteros, cada uno con tres ejes de simetría que llegan al centro. El vértice de cada triángulo es un tótem que dota de soporte a los otros dos vértices, un lugar en el que se sostienen los otros dos eneatipos en sus procesos de equilibrio y desequilibrio. Tres vértices que nos muestran que siempre existe una conexión entre el pensar, el sentir y el actuar. Tres eneatipos que reflejan una visión concreta de la realidad, que se estabilizan y se desestabilizan entre ellos. De esta manera, los triángulos muestran nuestro verdadero proceso de integración y desintegración, englobando tanto nuestro proceso consciente como inconsciente cuyo destino final siempre es el centro del Eneagrama. 

Este viaje hacia el origen ya lo señaló Gurdjieff y la escuela del Cuarto Camino a través de la necesidad de desarrollar los tres centros para comprender la naturaleza de la realidad, poniendo especial hincapié en los dos centros que tenemos infradesarrollados. Este es el verdadero crecimiento de todo ser, aquel que muestra el Eneagrama basado en la Ley de Tres para los nueve eneatipos, ajustando el equilibrio mediante triángulos cuyos ejes de simetría pasen por el centro de gravedad. Es el intento de reajustar el equilibrio que se ha roto fruto de la aparición del Ego. Esto, que parece fácil, no lo es. ¿Por qué? Porque nuestro centro ha creado una identificación con la realidad basada en una unión que nos impide evolucionar. No sabemos viajar de un centro a otro, porque eso implica dejar de identificarnos con el nuestro. Tendemos a ver a lo demás desde nuestro cristal. El viaje de desapegarnos de nuestro centro para mostrar una identificación con los otros dos requiere esfuerzo. Por eso, si queremos viajar hacia otras identificaciones necesitamos ser conscientes de que podemos movernos por los centros a través de la atención. Nuestra atención permanece establece en algún lugar de la conciencia, pero podemos dirigirla a la parte superior intelectual, a la parte central emocional y a la parte inferior visceral, es decir, nuestra atención puede estar centrada en las ideas, en sentir una emoción o en contacto con el cuerpo. Todos podemos establecer estos puntos de anclaje que nos permitan entender estos mecanismos interiores para desarrollar otro tipo de conducta. La gestión de nuestra atención servirá para poder elegir libremente nuestro comportamiento. No es lo mismo trabajar prestando atención a las ideas que nos surgen, que hacerlo prestando atención a las emociones o a los instintos. La perspectiva cambia y es posible advertir ese cambio si somos plenamente conscientes de lo que estamos pensando, sintiendo o ejecutando.

¿Qué sucede? Que el Eneagrama aporta una guía fundamental para entender las fuerzas del comportamiento que experimentamos. Si no entendemos nuestras propias expresiones psicológicas, no podremos orientar nuestra conducta hacia ningún lugar de manera voluntaria. Todos tenemos dentro todas las posibilidades, pero tenemos muchas creencias que nos atan, miedos que nos impiden avanzar e inercia que nos impide ejercer el cambio. Tenemos que sanar nuestras emociones, no juzgar nuestros instintos y utilizar nuestros pensamientos para encontrar un camino que nos abra distintas posibilidades. Todos formamos parte de la esencia de la realidad, una consciencia que ama y llora por lo que todos somos. Por eso, el proceso de aceptación de uno mismo y de los demás, como parte de una esencia universal, nos ayudará a ser más conscientes de que ninguna forma es mejor que otra. Somos seres conscientes, presentes e inconscientes. A medida que aumentamos la consciencia, aumentamos la inconsciencia, porque crecemos en evolución. La verdadera naturaleza del Eneagrama es la de equilibrar los tres centros para elegir libremente si expresar Ira o Serenidad, Orgullo o Humildad. Y sobre todo, expresarlas de manera equilibrada. Porque ninguna expresión es mejor que la otra. No hay emociones buenas o emociones malas. No es mejor la virtud que el vicio. El Orgullo no es peor que la Humildad o la Ecuanimidad mejor que la Envidia. Lo que buscamos con el Eneagrama es la estabilidad y la propia consciencia de nuestras acciones. El Orgullo se equilibra con la Humildad, el Miedo con la Valentía. Y viceversa. Muchas veces, la Humildad, que refleja un proceso consciente, se vuelve inconsciente, por lo que tendremos que trabajarla con el Orgullo. Todo este proceso surge de equilibrar los opuestos y aceptarlos mediante la conciliación de los mismos. Esta visión nos ayuda a entender que no somos seres imperfectos, sino diferentes y tenemos que saber equilibrarnos y desequilibrarnos para sentir la realidad. El Eneagrama nos invita a ese cambio, nos invita a saber expresar nuestras emociones, pensamientos e instintos de manera libre y consciente. Porque lo realmente dañino para el hombre es no poder elegir por no haber desarrollado las herramientas de nuestra libertad. La imposibilidad de elegir es lo que nos acabará produciendo dolor. Al final, vicios y virtudes solo son herramientas que debemos saber utilizar libremente y no compulsivamente, porque en la vida tendremos que amar, rechazar e ignorar. Tener el control de nuestra libertad es una visión hermosa de la realidad que podemos trabajar a través de las fuerzas interiores que nos van a permitir el contacto con los demás. La clave está ahí, en sentir para ser, formando parte de un Todo complejo que será aceptado para poder disfrutar de este paraíso que vivimos en la Tierra. Por ello, tenemos que saber los puntos de anclaje para dirigir nuestra mirada al centro, los soportes hacia los eneatipos que nos equilibran y desequilibran, aquellos que vienen reflejados en las fuerzas de conquista, realización e idealización.

Viaje al centro de la tríada de la resistencia

En la tríada de la resistencia, la estabilidad de la conducta de los eneatipos Dos-Cinco-Ocho se obtiene gracias a la fuerza visceral del Ocho, al amor del Dos y al rechazo del amor del Cinco. El proceso de equilibrio y desequilibrio de estos eneatipos están íntimamente relacionados, pues los eneatipos tomarán cualidades de los otros dos y las interpretarán según su centro. Así, el eneatipo Dos en su proceso inconsciente desarrollará Lujuria y Avaricia emocionales, en contraposición a la Lujuria visceral del Ocho y a la Avaricia intelectual del Cinco. Su equilibrio vendrá de la mano de la Inocencia y el Desapego del centro emocional que lo conectará con el centro visceral e intelectual. También, el eneatipo Cinco pasará por este proceso, por el que tomará la inconsciencia del Dos y del Cinco y la intelectualizará, dando lugar a un Orgullo y una Lujuria mental que tendrá que estabilizar con la Humildad y la Inocencia de su intelecto. Por último, el Ocho desarrollará en su inconsciencia un Orgullo y Avaricia visceral que tendrá que equilibrar con la Inocencia y el Desapego de sus instintos, lo que le conectará con el centro emocional e intelectual. De esta manera, encuentran un soporte para desarrollar los tres centros en conjunto, que permitirá al Dos ser más frío como el Cinco y más instintivo como el Ocho. Al Cinco conectar con la parte emocional del Dos y la visceral del Ocho. Por último, le permitirá al Ocho ser más emocional como el Dos y más intelectual como el Cinco. Un viaje al equilibrio mediante la integración de los tres centros.

Viaje al centro de la tríada de la adaptación

En la tríada de la adaptación, el equilibrio de esta tríada se manifiesta a través de la fortaleza visceral del Nueve, de la inteligencia emocional del Tres y de la fiabilidad intelectual del Seis. El eneatipo Tres, en su proceso inconsciente, desarrollará Miedo y Pereza con un carácter más emocional. Tendrá que equilibrarlos con la Valentía y la Contrainercia emocional, conectando con los otros dos centros. También, el Seis tomará la inconsciencia del Tres y del Nueve y la intelectualizará, dando lugar a una Vanidad y Pereza mental, que podrá ser estabilizada con la Honestidad y la Contrainercia de su intelectualidad, acercándose al Tres y al Nueve. Por último, el Nueve desarrollará Vanidad y Miedo visceral que tendrá que equilibrar con la Honestidad y la Valentía de sus instintos. De esta manera, la tríada comienza a conectar los tres centros, incorporando la emocionalidad del Tres hacia un fluir armónico, la visceralidad del eneatipo Nueve hacia la constancia y la fortaleza mental del Seis que le permite enfrentarse a la realidad para no ser dominado por ella.

Viaje al centro de la tríada de la transformación

En la tríada de la transformación, la estabilidad se obtiene gracias la profundidad emocional del eneatipo Cuatro, a la disciplina del eneatipo Uno y a la imaginación del eneatipo Siete. Al igual que en las otras dos tríadas, habrá que equilibrar los procesos inconscientes con los conscientes, con una voluntad de hacerlos todos conscientes. Esta estabilidad se manifestará en la integración que hagan los tres eneatipos. El apego del Cuatro por sentir el desamor permitirá a los eneatipos Siete y Uno aprender a sostener el dolor y conectar con su lado más profundo. La perfección y la constancia del eneatipo Uno a enfrentarse a la realidad, servirá al eneatipo Cuatro y el eneatipo Siete para mantener un contacto con la realidad y una disciplina en sus acciones. Por último, el desapego del Siete por el dolor emocional será una herramienta muy valiosa que podrán desarrollar los eneatipos Cuatro y Uno para alejar el sufrimiento de sus vidas y no quedar anclados al resentimiento por no entender la realidad.